Los criterios que tradicionalmente se usan para definir los requisitos acústicos de los silenciadores son varios y todos ellos diferentes. A continuación, mostramos las diferencias más significativas (y no sólo sirven para seleccionar silenciadores, sino que también son criterios útiles para seleccionar rejillas y celosías acústicas, cabinas y encapsulados acústicos y la mayoría de sistemas de control pasivo del ruido)
1/ Máximo nivel de presión sonora permitido:
Sin duda este es el criterio más crítico para el proveedor del silenciador y el más confortable para el comprador, porque especifica el nivel de ruido máximo (dBA o dBC) que debe de tener la descarga una vez colocado el silenciador.
Pero también es el que más carga de trabajo dará a ingenieros de diseño, compradores y proveedores hasta la selección del equipo. A falta de información clara (o a expensas de ser totalmente definida) sugerimos saber qué se compra y en qué condiciones se compra un silenciador.
Recomendaciones importantes al usar el máximo nivel de presión sonora permitido:
Definir cuál será el protocolo de verificación de resultados (cómo, quién, qué índice sonoro, y dónde se mide el ruido) y especial atención a la existencia de ruidos ajenos a la descarga que condicionen el resultado: a estos efectos destacaríamos lo siguiente:
- Si es una comprobación dentro de la propia planta, es importante diferenciar el ruido que proviene del silenciador y el que proviene de otras fuentes sonoras cuando se activa el silenciador. Por ejemplo, los conductos aguas abajo y aguas arriba de la válvula, si estos no están tratados acústicamente es probable que en algunos sitios hay más ruido proveniente de estas fuentes lineales que lo que procede del silenciador: cómo discriminar uno del otro no es un asunto trivial.
- Si es una comprobación medioambiental, en un límite de propiedad de una planta industrial, y/o en una zona residencial, se deberá tener bien definido el ruido residual, el ruido de fondo o la línea base de partida, dado que la misma puede afectar al resultado, al margen de saber diferenciar el ruido que procede del silenciador del de otras fuentes de la planta (no sólo los conductos)
- En la elección del punto de comprobación no olvidemos comprobar su viabilidad física para medirlo por la dificultad de accesos físicos a la ubicación (normalmente puntos elevados) y seguridad e integridad de las personas. Medir el ruido de la descarga de un silenciador a un metro de distancia, aparte de ser muy complicado, carece de sentido si se trata de limitar este punto por el ruido al que pudiera estar expuesto un trabajador. Es muy improbable e inusual que un trabajador se encuentre junto a un silenciador de venteo en su activación. Pensamos que es más recomendable (y económico) limitar el nivel de ruido a cierta distancia del silenciador, en puntos que tenga sentido evaluarlo y compararlo con límites: optimizaremos los recursos de forma más eficiente.
Dedicarle un poco más de tiempo a esta cuestión, asesorarse por expertos acústicos en la materia (en relación a la radiación aérea de la energía acústica, el conocimiento de las normativas de aplicación, los límites, y las diferentes alternativas que siempre hay) le ahorrará miles de euros en compras de silenciadores.
2/ Atenuación acústica mínima del silenciador:
Aquí es el comprador quién optimiza la compra del silenciador en base a tener esta condición dentro de su pliego de especificaciones técnicas. El proveedor del silenciador deberá documentar la atenuación teórica de su silenciador en base a diferentes criterios. Y será seguramente teórica, dado que existen infinitos diseños de silenciadores y su comportamiento depende de las condiciones del flujo (caudal, presión, temperatura, tamaño, etc).
Recomendamos solicitar al proveedor información específica del silenciador ofertado y, por supuesto, que exprese la atenuación de forma espectral (al menos en un análisis de banda de octava) y no sólo de forma global, a fin de confirmar la idoneidad del modelo seleccionado
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